martes, 13 de octubre de 2020

Los días circulares


Todo lo demás, es la mirada hacia el marasmo burocrático que todo lo colma y todo lo arrastra en este país de desventuras y sueños a la “México 2000” filmada por allá de 1983. La rutina, ese espacio circular y ambivalente que se cuela por los quicios de la existencia con un rumor apenas perceptible y que nos condena a estar postrados más de treinta años en oficinas de todo tipo desgastando los días, es uno de los temas que aborda la cinta. Tan solo basta con despertar una vez más y enfrentar la cotidianidad como Doña Flor –Adriana Barraza-  en un papelón, para cerciorarse de lo circular que puede llegar a resultarnos en ocasiones la vida. Ya sea en los proteicos temperamentos “mentalidad de tiburón” que pululan por doquier, en las horas perdidas en una oficina gubernamental, en las travesías dentro del metro para salir y regresar a casa, en las mascotas, en las añoranzas,  o en las voluntades que se mueven a paso de oruga reclamando un lugar en el mundo, la película logra su cometido en dosis muy sutiles y profundas, infectando todo a su paso.  De pocos diálogos, planos muy largos, buena fotografía, sonido ambiental que hace que la ciudad hable por sí misma en los trayectos y el retrato de las soledades que nos habitan Todo lo demás coloca la daga en un horizonte lejano y difuso, que tal vez, nunca llegará, y de ser así, que nos agarre confesados.

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